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La vanguardia de la Generación del Bicentenario

  • Foto del escritor: Punto Seguido UPC
    Punto Seguido UPC
  • 29 nov 2020
  • 5 Min. de lectura

Unidades de primeros auxilios y desactivación de bombas lacrimógenas estuvieron al frente de la marcha nacional del 14 de noviembre. Su organización y rol dentro de la manifestación desarrollada en la capital ayudó a los protestantes heridos producto de la represión policial.

Escriben: Jhoselinho Vasquez, Very Navarro y Fernanda Campana


Son pequeños cartuchos de color gris, con una especie de gatillo roceador en la parte superior. Llevan un código de seguridad en la parte lateral y una señal de precaución para que se use con cautela. Las bombas lacrimógenas son el gas más empleado para usos civiles en la actualidad, pese a que su origen se remonta a la I Guerra Mundial. Producto de la prohibición en guerra del uso de gases venenosos por parte de la Convención de La Haya en 1899, químicos franceses desarrollaron un agente alternativo para esquivar dicho estamento. En 1914 se registró el primer uso de gas lacrimógeno en la historia, aunque serían los estadounidenses quienes lo elevarían al siguiente nivel. Durante los años 20, el jefe del departamento de Armas Químicas del ejército estadounidense, Amo Fries, estampó una frase para la posteridad: ‘’Es más fácil para un hombre mantener la moral frente a las balas que al sentirse rodeado de un gas invisible’’. Apagar ese gas invisible era la misión de los cuarenta miembros de la unidad de desactivación de bombas lacrimógenas, la noche del sábado 14 de noviembre del 2020.


La marcha nacional reunió a decenas de miles de personas en todas las calles del país. En la capital, la manifestación inundó los rincones del centro de Lima con pancartas y cánticos. Alrededor de las nueve de la noche, un grupo reducido de protestantes intentó quitar los barrotes colocados en la avenida Abancay para evitar el avance de la movilización hacia el Congreso de la República. La respuesta policial no se hizo esperar: llovieron los cartuchos grises y en medio de la protesta emanaba el gas que dispersaba a los presentes. La Defensoría del Pueblo remitió, en un comunicado del día 15 de noviembre, el constatado uso irracional y desproporcionado de la fuerza por parte de la Policía Nacional del Perú, haciendo eco en el uso de perdigones y los efectos de las bombas lacrimógenas. Allí aparecieron los cuarenta héroes. De acuerdo con información del diario La República, este grupo tiene una edad promedio de 23 años y muchos de ellos son estudiantes universitarios. Se organizaron por redes sociales para formar la brigada de desactivación de bombas lacrimógenas y han sido testigos de lo que sucedió en la primera línea de la marcha contra el régimen (ahora caído) del ex presidente Manuel Merino.


Para ellos el tiempo es primordial: cuentan con dos minutos para lograr desactivar una bomba lacrimógena. Cuidan estar al pendiente de cuando son lanzadas para ir detrás de ellas de inmediato. Deben llevar puesto guantes que aíslen el calor para tomarlas e introducirlas rápidamente a un bidón de agua con bicarbonato diluido. Mientras uno de ellos agita el bidón para lograr neutralizarla, otro compañero sostiene vinagre y limón en caso el gas le provoque asfixia. Pasados unos minutos el humo desaparece y la bomba queda deshabilitada. De acuerdo con informes presentados por la Defensoría del Pueblo, las bombas lacrimógenas provocan irritación de la piel y ojos, enrojecimiento de la piel, tos y salivación excesiva, picazón y dolor cutáneo durante los primeros veinte segundos que una persona está expuesta al gas. A mediano plazo, la lacrimógena puede contravenir los efectos en una ceguera temporal, conjuntivitis, inflamación de la córnea, diarrea y vómitos. Pese a esto, este grupo de envalentonados jóvenes prefirieron sufrir ellos los efectos antes que dejar que el gas afecte a cientos más.


La primera marcha nacional que tuvo lugar el jueves 12 de noviembre dejó clara una consigna: la manifestación no estaba siendo dispersada, sino atacaba con crudeza. Fue este desconcierto, junto al rostro de pánico de personas mayores presentes en la protesta, que movilizó a los jóvenes a organizarse. Se autodenominaron la Brigada de Desactivación Lucha Perú y su único propósito era aplacar la violencia con la cual estaba siendo reprimida la marcha mediante la desarticulación del efecto del gas lacrimógeno, así como la asistencia en primeros auxilios para los heridos en las grescas con la policía.




La palabra de los protagonistas

Punto Seguido habló con Jhocsan Gutierrez (22 años), estudiante de comunicaciones y que se ofreció como voluntario en la Brigada de Desactivación. Él reconoce que el peligro dentro de la manifestación era latente y que el gas no permitía ver bien las rutas de escape. ‘’La policía lanzaba bombas por cualquier lugar. Los helicópteros también lanzaban bombas. El único problema es que cuando te separas del grupo te quedas completamente solo. Con las lacrimógenas a tu alrededor, eres plenamente consciente de que corres peligro’’. Jhocsan relató que logró organizarse, junto con amigos de la universidad, mediante una cuenta de Instagram que brindaba detalles para ser parte de la brigada, además de una lista de insumos (como vinagre o agua) que deberían llevar para contrarrestar los efectos del gas lacrimógeno. ‘’El día 14 fuimos y llevamos carteles. Estábamos preparados con vinagre, bicarbonato, agua y doble mascarilla. No pensamos lo que pasaría en la noche’’.


En su intento por llegar al Congreso, la policía comenzó a disparar perdigones y bombas lacrimógenas indiscriminadamente. La unión y el apoyo mutuo era crucial para lograr el objetivo. ‘’El grupo sabía bien cuando tenía que moverse y cuando no. Logramos desactivar ocho bombas, pero la policía nos dificultaba la tarea, ya que a quien veían al frente le disparaban al cuerpo. Una compañera logró captar el momento en que llevamos heridos ensangrentados a las ambulancias de la Cruz Roja apostadas cerca de la estación Colmena del Metropolitano’’. Dentro de la brigada, la mayor parte se dirigió hacia la primera línea para apoyar a los heridos. Jhocsan y otro compañero acudieron a desactivar bombas que caían sobre la parte central de la marcha. Relata que, mientras neutralizaban los cartuchos, algunos protestantes los cubrían con pancartas y cartones para que no fuesen alcanzados por los perdigones de la policía. ‘’Me alegra saber que pudimos ayudar personas que lo necesitaban. Quizás, sin nuestra ayuda, pudieron haberla pasado mucho peor. Me siento orgulloso tanto de la gente que estuvo en la marcha como de la Brigada’’.



La crisis política en nuestro país ha sacado al descubierto el potencial de las redes sociales como medio de concentración y el coraje de los jóvenes para hacer frente a la represión. Después de las protestas del 14 de noviembre, RPP informó que se registraron dos fallecidos y 112 ciudadanos heridos, de los cuales -según confirmación posterior del Ministerio de Salud- 63 quedaron hospitalizados. Es en este marco donde entra el balance del trabajo de grupos autónomos coordinados, como el de la Brigada de Desactivación Lucha Perú, para disminuir el saldo de vidas y heridos. Una labor loable y de reconocimiento.


Redes que debes seguir

¿Quieres ser parte de una marcha? Estos son los perfiles de Instagram que debes seguir para informarte o colaborar.


Primera línea Micaelas es un perfil de IG que reúne a un grupo de mujeres quienes cumplen la función de apagar bombas lacrimógenas en las manifestaciones en Perú.


Primera línea. pe es un IG organizado por un grupo de personas quienes convocan y promueven el apoyo de médicos voluntarios para asistir a los heridos en las marchas.


Primera Línea es el perfil de IG de un grupo de brigadistas antibombas quienes recolectan donaciones para comprar equipamientos y difundir información.


Lucha Perú es un IG que reúne a brigadistas encargados de apagar bombas lacrimógenas en las marchas. En este perfil podrás encontrar material audiovisual relevante.


Brigadistas peruanos es un perfil de IG de brigadistas enfermeros quienes salvaguardan la vida de los participantes en las marchas.



Es una red de 82 organizaciones encargadas de defender y promover los derechos humanos en el Perú desde hace más de 30 años.






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