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América Latina: Navegando en aguas turbulentas

  • Foto del escritor: Punto Seguido UPC
    Punto Seguido UPC
  • 28 nov 2020
  • 5 Min. de lectura

En la última década la política de la región se ha visto envuelta en diversos escándalos que han derivado en protestas y manifestaciones a lo largo y ancho del continente, generando en algunos casos, reformas de la constitución y salida de los políticos implicados.

Escriben: Natalya Baquero, Oscar Daza y Nicole Parra


La crisis democrática y social del continente ha sido considerada una convulsión por varios medios analíticos de diferentes países. Cada uno de nosotros lo ha podido evidenciar gracias a las protestas que se han presentado los últimos años, pero ¿por qué se han generado? ¿Qué puede causar que toda la población de un continente completo esté inconforme?


El 2019 fue un año lleno de manifestaciones. En Chile, la ciudadanía llenó las calles debido a un aumento en el costo del metro de su capital, en Colombia se generaron varios paros nacionales por inconformidades del pueblo frente a numerosas acciones del gobierno y, en Perú, se dividían las calles y las redes sociales entre personas a favor y en contra de la disolución del Congreso. Sin embargo, ese no fue el origen.


Para la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS), en un comunicado expedido en octubre de 2019, la crisis por la que atravesaba el continente no era casualidad, sino que afirmaba que esta se debía, en parte, al endeudamiento externo de nuestros países. Esto como consecuencia de las imposiciones de los organismos financieros internacionales (IFIS), lo cual crea un nivel de condicionamiento político, económico y social perpetuo. “Como consecuencia de dichas imposiciones, todo sube menos los salarios y se reduce sensiblemente el nivel de vida de las grandes mayorías: sectores depauperados, indígenas, campesinos y afrodescendientes, en primera instancia”, expone.


Por otra parte, en el año 2008, estaba en auge el denominado “socialismo del siglo XXI” debido a que la mayoría de países latinoamericanos tenían un régimen de izquierda. No obstante, en 2015 la popularidad de esta ideología política disminuyó considerablemente gracias a los escándalos de corrupción en los que se vieron implicados los gobiernos. Así pues, podemos evidenciar que el origen de la convulsión puede remontarse al año 2016, con los cambios democráticos de los países, la supuesta invalidación de los mandatarios y la inconformidad social. A raíz de esto surgieron tres grandes mitos dentro de la perspectiva de la población del continente.

  • América Latina repudió a la izquierda y giró a la derecha.

  • Se acabó el populismo.

  • América Latina por fin está luchando contra la corrupción.

Mitos que hacían alusión de esa corriente política con la corrupción y que, para el año 2020, ya se habían desmentido debido a los nuevos casos de desigualdad dentro de los partidos y gobiernos de derecha. De tal manera, la población de América Latina ha ido perdiendo confianza en sus dirigentes sin importar la ideología a la que pertenezcan.


¿El Foro de Sao Paulo está involucrado en las manifestaciones?

En medio de las movilizaciones que han tenido como epicentro a Latinoamérica en estos dos últimos años, han surgido diversos rumores sobre lo que sería la vinculación del Foro de Sao Paulo en estas. Sin embargo, muchos no conocen el origen ni las motivaciones tras esta organización.


Mitos y verdades. El Foro de Sao Paulo despierta controversia.


El Foro se crea en 1990 con la caída de la Unión Soviética un año atrás, siendo fundado por el Partido de Trabajadores de Brasil con la finalidad de analizar cómo sería la llegada del neoliberalismo a esta región. Este grupo ha sido integrado por partidos, movimientos políticos, organizaciones sociales, líderes, dirigentes y campesinos afines a la ideología de izquierda.


Esto como alternativa para el surgimiento de los nuevos partidos afines a esta ideología, diseñando agendas de trabajo conjunto y reuniéndose año tras año con el fin de mejorar estas políticas.


No obstante, a medida que en los países latinos se incrementan los índices de corrupción, desigualdad, injusticias y malos gobiernos, también aumenta la idea de los gobernantes de que tras las manifestaciones sociales se encuentra el Foro de Sao Paulo, pues se considera que este grupo promueve las movilizaciones y la violencia en estos entornos.


Algunas figuras políticas de países como Chile, Ecuador y Colombia se han pronunciado acerca de las protestas que se generan en las calles. Afirman que algunos líderes de partidos de izquierda pertenecientes al Foro de Sao Paulo hacen parte de las manifestaciones. Comentarios como “las brisas bolivianas que se convertirán en huracanes” hechos por Nicolás Maduro desatan especulaciones y controversias.


Un continente desigual

Según el Panorama Social de América Latina publicado en el año 2019, la desigualdad social en el continente es resultado de una compleja matriz de determinantes pertenecientes a sus sistemas productivos y a la cultura del privilegio. La existencia de distintos estratos o clases sociales junto con el género, la edad, la condición étnico-racial, el territorio, entre otros, constituyen dicha matriz. Esto se manifiesta en los niveles de pobreza, desempleo, inseguridad, violencia, migraciones forzadas y otras circunstancias que han ido degradando las condiciones de vida de los pueblos latinoamericanos.


La población es consciente de esta desigualdad y la identifican como un factor determinante para salir a las calles y protestar a favor de mejores condiciones de vida y en contra de la corrupción y la vulneración de los derechos. A pesar de que en cada país se generan manifestaciones con una específica razón dentro de un contexto determinado, las grandes movilizaciones se dan por las injustas medidas tomadas por los gobiernos empresariales de Latinoamérica.


Como lo expone la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el Panorama Social, desde 2015 se ha venido observando en la región un aumento en los niveles de pobreza y, especialmente, de pobreza extrema, lo cual es un aspecto económico que aporta a la convulsión. En cada protesta las personas manifiestan estar cansadas de la desigualdad, los abusos y la falta de una buena administración gubernamental y, como lo hemos visto, tienen razones evidentemente válidas.


¿Manipulación roja?

A pesar de que la protesta social no es exclusivamente un mecanismo de reclamación de los partidos de izquierda, en la mayoría de los países latinoamericanos suelen relacionarse a los manifestantes con ideologías inclinadas hacia el socialismo o afines a esta corriente política.


Según la profesora de Ciencia Política y columnista del diario El Tiempo Sandra Borda, el fin de partidizar las manifestaciones es, en el fondo, una manera de deslegitimar las movilizaciones sociales. Al relacionarla con partidos netamente de izquierda, estos estarían buscando “revocar el poder” por medios no tradicionales ni democráticos, afirmación cuestionable, pues muchos de estos han participado en contiendas electorales que se ajustan a las reglas del juego democrático. Adicionalmente, concluye que la protesta social es un movimiento mucho más complejo que simplemente pertenecer a una corriente ideológica específica.

Por otro lado, satanizar las manifestaciones es un acto que realizan ambas corrientes políticas, pues en el caso de estar protestando en contra de un gobierno de derecha, inmediatamente se atribuye la presencia de Cuba y Venezuela en todas las movilizaciones, y, en el caso de las objeciones en contra de un gobierno de izquierda, se asume que está presente, de una u otra manera, el imperialismo liderado por Estados Unidos.


La situación en Latinoamérica no muestra señales de cambiar, pues cada vez se hace más eufórica la presencia en las calles. Mientras que la desigualdad, las malas gestiones sociales y la corrupción estén presentes en el continente, la manifestación de inconformidad de la población está lejos de parar.


Latinoamérica sale a la calle. Ecuador, Perú, Chile, Colombia son algunos de los países que han alzado su voz.

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